¿El compartir información y cultura a través de la red es suficiente para perder nuestros signos de identidad?
La Movilidad e Identidad son los nuevos signos de la modernidad. No cabe duda que entre mayor movilidad de los individuos y de su comunicación más se mezclan las identidades generando nuevas y perdiéndose otras. Por lo cual surgen movimientos para el rescate de la cultura como es el caso Perú, representado con su ya famosa y discutida marca país.
Todos los individuos necesitan movilidad y cultura, son dos conceptos que pueden coexistir no deberían ser optativos.
¿Puede realmente Internet unificar el mundo, como lo cree Occidente?, sin duda que no, puesto para que esto pasara necesitaría prevalecer una dominación, una conquista y por supuesto que ningún país, región o persona, está dispuesto a permitirlo ante todo defenderá su identidad y cultura, pero por otra parte no quiere ser relegado de la información y comunicación, quiere compartir y ser compartido sin que su esencia personal sufra cambios.
La información se compone por dos dimensiones; la comunicación y cultura.
El aspecto funcional de la información es el acto de poder intercambiar y su aspecto normativo es que ese intercambio implique un ideal y comprensión.
En noviembre del 2001 la UNESCO decretó una definición de lo que es la cultura, más acorde al mundo moderno y dice “La cultura debe ser considerada como el conjunto de rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad o grupo social; (…) engloba además las artes y las letras, los modos de vida, las formas de convivencia, los sistemas de valores, las tradiciones y creencias.”
Como se puede ver es un concepto es más complejo y dinámico, que implica la necesidad de apertura de la cultura a través de los medios pero también, tomar conciencia de lo que esto implica por lo que tenemos que delimitar hasta dónde deberán llegar. Esto es sólo una forma de controlar los efectos negativos que pudieran darse con una apertura de información descontrolada y desorganizada.
Escrito por: María Cecilia Escobar
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